domingo, 4 de marzo de 2012

Hebreos Capítulo 4

Hebreos  Capítulo 4
En lugar de preguntas guías, para este capítulo voy a tener un conversatorio con ustedes.
Les invito a leer primeramente el capítulo 4 de Hebreos para que debatan conmigo sus opiniones o las mías sobre esta palabra.  ¿Ya lo leyó?  Veamos entonces.
En esta palabra bíblica se presentan tres temas primordiales:
1.       El Reposo de Dios
2.       La Palabra de Dios
3.       Jesús nuestro Gran Sumo Sacerdote
El Reposo de Dios
El pasaje bíblico nos menciona diferentes reposos.  Uno de ellos es el de Dios en su labor creativa donde reposó en el séptimo día.  Hace mención también de los israelitas que salieron de Egipto pero que fueron desobedientes y no pudieron entrar  a la tierra prometida, muriendo en el desierto sin entrar  en su reposo.  Pero en el verso 9 nos dice que queda todavía un reposo especial  para el pueblo de Dios, donde descansaremos de nuestras obras.  Eso me hace recordar el versículo que dice: Venid a mí los que estéis trabajados y cansados que yo los haré descansar.  Venir a El implica lo que el capítulo 4 nos da a entender, “la obediencia.”   Por  lo tanto, Dios nos ofrece su reposo  y nos pide a cambio nuestra  fidelidad  y obediencia.
La Palabra de Dios
Dios, en su perfección y sabiduría, nos regala su Palabra viva y poderosa (verso 12).  Con su agudeza (o filo)  penetra en nuestro ser integral, alma, espíritu y cuerpo (los huesos) para juzgar nuestros pensamientos y las intenciones del corazón.  Cristo es la Palabra, el Verbo, como dice Juan 1:1 y penetra en nosotros, lo ve todo y es El el que nos juzga.
Jesús nuestro Gran Sumo Sacerdote
Por último, nos presenta a Jesús como Gran Sumo Sacerdote.  Adelantándonos en el capítulo 5, verso 1, nos describe la labor del sumo sacerdote, (Es nombrado para representar a su pueblo ante Dios, y ofrecer dones y sacrificios por los pecados.)
Obedecer en la totalidad de nuestras acciones, actitudes y pensamientos, es una labor cuesta arriba. Pero tenemos uno que penetra en nosotros con la capacidad de ayudarnos y de enseñarnos.  A su vez, tiene la extraordinaria labor de ser nuestro abogado ante el Padre Celestial, siendo nuestro Gran Sumo Sacerdote.
Terminamos con el verso 16, como si fuera un adelanto, una primicia de ese gran día de reposo.  Nos invita a acercarnos confiadamente al trono de la gracia.  Vaya,  ¿qué más necesitamos?  Solo reposar en confianza.  Eso nos da la diferencia.   Selenia